En la primavera de 2017 Jaime Conde Salazar y yo mantuvimos una correspondencia en torno a la mirada. Yo le mandaba las imágenes que tomaba de materia en descomposición, él me devolvía palabras, ideas e imágenes escritas. Él era Marte y yo Venus.
El 28 de marzo de 2017 Elena escribió:
Y ayer cuando pensaba que la naranja me había dado todo lo que podía darme, apareció la arquitectura como emanación (ahí me acordé de ti). Encontré una especie de pequeño poblado, construido hacia arriba, organizado, frágil y perfecto. Esto si que era una vuelta de tuerca, hasta ahora he asistido a todo tipo de cambios pero nunca he tenido sensación de que al descomponerse la materia orgánica algo se construyera. La arquitectura como necesidad había generado algo que parecía perfectamente planificado.
Un beso
Elena
El 28 de marzo de 2017 Jaime responde:
Querida Venus:
Te has convertido en mirada. Esa prótesis que llamas microscopio ha transformado tu cuerpo en mirada y tu mirada en reflejo, en imagen que me envías como archivo adjunto. Contemplo tu mirada y recorro tu viaje: desde arriba hasta el suelo y hacia el horizonte. Y ese reflejo que es tu mirada y que es la imagen hace que se despliegue un paisaje de invierno. Sonigino (que seria la versión sonora del verbo imaginar) espacios de silencio amortiguado. Esas superficies grises hablan de una sonoridad de nieve o casi incluso de ceniza. También podrían ser fondos marinos, profundidades abisales donde solo lo extremadamente sutil es capaz de soportar el infinito peso del agua. Y siempre silencio, siempre infinito. Estos son los reflejos de tu mirada, las imágenes que se forman en mí, tu espejo, tu Marte derrotado.
Ahora mi mirada te escruta desde la sombra estratégica que produce el casco sobre mi cara. No espero, no hay espera. Solo reposo: para poder mirar, para alcanzar a ver. No hay otra cosa que hacer que contemplar, desde la esquina de mi cama. Soy Marte convertida en Venus: mi cuerpo se ha convertido en un lugar (pero la mirada me la guardo)
A ver por donde vuelve a asomar la descomposición…
Besos
El 30 de marzo de 2017 Elena escribió:
Querido Marte
Has encendido la mecha!!! Esa mecha que va a juntar materia y ficción, dos opuestos, requete opuestos (o quizá no tanto si sabemos mirarlos). Estos mundos que estoy mirando, querido amigo, están llenos de paradojas, parece que subvierten los espacios, los pesos, que absorben las luces y las irradian cuando y donde quieren, evocan lo que no son… y tus palabras hacen que entienda que existe una lógica invisible con la que podríamos mirar, percibir, e inventar sin distinguir qué verbo estamos usando.
No dejo de pensar en como sería esa mirada (en el directo) que cuanto más se acerca más se aleja.
Aquí van más paisajes flotantes y grávidos llenos de besos
Venus
El 1 de abril de 2017 Jaime responde:
Querida Venus:
La cosa sigue resonando de dos maneras distintas y ambas relacionadas con la proliferación.
Por una parte, proliferan las paradojas y comienzan a dar lugar a algo así como un sistema. La cercanía máxima produce distancia enorme, decíamos el otro día. Pero podemos seguir tirando del hilo: la profundidad que promete la visión aumentada, se revela ahora como una exterioridad absoluta. La lente prometía entrar y lo que hace es sacarnos a un exterior, a un paisaje. Pienso una vez más en Vesalio y en su afán de entrar y en la imposibilidad de ver sin que lo visto se convirtiera en un exterior, en la cara externa. Todo esto por efecto del aire: una vez que le da el aire ya no es adentro. Entrar, en definitiva, requiere estar dispuesta a salir.
Por otra parte muy distinta, la proliferación es también un ritmo, un tiempo de despliegue y desarrollo constante. Y vuelvo al sonido. Cómo suenan esos paisajes que me mandas? Ya sabes que he imaginado sonido de nieve y de ceniza. Pero me he dado cuenta de que son meras fantasías, pura invención. Esas imágenes no suenan porque son instantáneas que paralizan la proliferación. Las imágenes que me mandas son imposibles porque, debido a la proliferación y al crecimiento desatado, el momento que capta cada imagen desaparece en el instante mismo de ser captadas. No puedes repetir ninguna de las fotos que me mandas porque aquello no para de crecer. Entonces las imágenes podrían tener un sonido de un nanosegundo, de tiempo justo que tarda el obturador (o lo que sea) en abrirse y cerrarse. Imagino un sonido como un crujido. Y si en vez de un microscopio te consiguieras un micrófono y registraras los sonidos de la proliferación? Cuál es el tiempo y el ritmo de la descomposición-construcción del paisaje?
Si resuena algo más, te cuento.
Feliz día de Saturno, feliz día de la sabiduría vieja
M
El 5 de abril de 2017 Jaime escribió:
Querido Marte:
Ahora soy Venus. Cuando la lanza de Marte se clava en sólido, comienza a vibrar: esa es Venus. Cuando el movimiento se bloquea, se transforma en sonido. Cuando la acción de Marte se completa, Venus resuena. Así que ahora, soy resonancia.
Recibo el video de la Bailarina Vieja. Antes de abrir el archivo, solo veo una imagen estática, una foto. La Bailarina Vieja doblada sobre sí, la cabeza caída sobre los pies. Claro, ha sido antes Atlas, ha sostenido sobre su lomo el peso del universo y ahora se ha quedado así dobladita. Su mirada ya no se dirije erguida hacia el horizonte, ahora se desploma sobre el suelo, sobre el plano horizontal en el que se apoyan sus pies. Por eso la Bailarina Vieja lo encuentra todo. Todo lo que la gente pasa por alto con sus miradas distantes, ella lo ve. Poco a poco, su mirada se ha hecho cada vez más precisa, cada vez más incisiva, más adentro. Y las cosas más pequeñas, se hacen enormes bajo su mirada doblada. El tiempo le ha dado a la Bailarina Vieja el poder de entrar y ver los paisajes proliferantes de todo lo que yace en el suelo.
…
…
Luego, le doy al play y la imagen comienza a moverse y descubro a la Venus Vieja y brotan otras respuestas.
Y aquí me quedo tumbada escuchando la reverberación de la lanza
Besos
V
P.D: Ada Salas cambia la lanza por una piedra pero la cosa va igual “Quien escribe, lanza una piedra sobre la superficie lacustre del silencio”
El 11 abr 2017 Jaime escribió:
Querida Venus:
He hecho trampa para acercarme a tu mirada: en vez de ampliar la visión, me he puesto a jugar con el zoom de mi ordenador. Un acercamiento de palo que ha dado ciertos resultados curiosos. Además se me ha ocurrido fijarme en los gestos de la vieja primavera. Cuántas primaveras contamos? Cuántas veces hemos resucitado ya?Cuántas veces hemos brotado?
Besos
M
El 12 de abril de 2017 Elena responde:
Querida Venus
Lo que hacemos es, quizá, construir trampantojos, esos espacios pegaditos a las paredes que engañan a la percepción que le dicen que ese dentro no es tal, que es un abertura hacia otra posibilidad.
Quizá queremos llenar las paredes de trampantojos que hagan fugar nuestros ojos hacia adentro. Todo lo que toca el aire se vuelve exterior, se derrama decías. Salir requiere, estar dispuesta entrar.
Aquí van trampantojos directos sobre la primavera exuberante de los Barros, no son tan diferentes de los tuyos, parece que el brote está hecho para ser percibido por los ojos en todo su esplendor…. La vida, ahí, llamando.