El reloj de Linneo. Primera ficción botánica
El médico y botánico del siglo XVIII Carl Von Linneo diseñó un reloj floral para orientarse en el tiempo. Este reloj estaba formado por flores que se abrían y se cerraban a horas exactas, con independencia de cualquier estímulo exterior. Mirando sus movimientos, Linneo buscaba saber con precisión la hora del día en la que estaba.
Me iniciaba en el estudio de la botánica cuando mi hijo Manuel, biólogo en ciernes, me contó esta historia. Yo venía de realizar un proceso de estudio sobre el envejecimiento del cuerpo: la relación entre tiempo y movimiento fue una de las bases de este trabajo. En el reloj de Linneo encontré otra posible relación entre el tiempo y el movimiento, una relación cíclica, orientadora.
Nos orientamos estableciendo una extensión infinita de relaciones entre nuestro cuerpo y el lugar. Linneo pensó en orientarse a través de los pequeños movimientos de las flores para comprender el momento del día, la tarea de ese momento, para unirse al lugar a través de sus movimientos. La danza, sin embargo, opera para transformar esa infinita extensión de relaciones entre nosotros y la realidad, para reinventar la idea de orientación y la de pérdida de mil formas, formas que incluso contravienen los usos productivos del cuerpo.
En esta ficción nos plantemos la reconstrucción botánica, sonora, coreográfica o poética del reloj floral de Linneo.