CUADERNO DE VIAJE (1996)
Las notas que figuran en este cuaderno acompañaron la preparación y creación de Escupe y Canta, el Cuaderno de viaje se publicó en el número 1 de Pliegos de Teatro y danza.
Me interesa el descontrol, la gente ve en él un impulso vital, yo no puedo ver otra cosa que una búsqueda inconsciente de final, una muerte pequeña y manejable. Se me ocurría como punto de partida de trabajo una situación extrema, una forma de excitar la sensibilidad en una sola dirección: un viejo recorre de un lado a otro una sala, repite su recorrido hasta el infinito, como una condena.
Una vieja con chaqueta y abanico ha recorrido de una forma pasmosamente lenta la distancia entre su asiento y la puerta del autobús. Silencio. Todos la miramos: el tiempo se le acaba y sus piernas no la dejan correr. Imagino la sensación de tener 80 años en las piernas y salir a pasear.
¿Qué es ese movimiento? El movimiento de un viejo, lento, salpicado, impreciso. La lentitud es la imposibilidad de ir rápido, el reposo es una necesidad que impone el cuerpo cansado, doliente. Creo que no existe en ellos la paz, creo que no existe la duración suave de la calma, lo que pasa es que no se pueden ir, tienen que descansar y esperar.
Un matrimonio mira por primera vez las fotos de sus vacaciones: ella en traje de baño frente al mar. Grande, atractivamente obesa. Ella recostada sobre unas rocas, de fondo un cielo azul. Ellos dos abrazados en un paseo marítimo. Una cena. Interior. Luz amarillenta. Ella en un cementerio, a sus pies una lápida con una foto, en relieve: NO TE OLVIDAMOS.
Me atrae todo lo que me produciría un tedio mortal si tuviera que vivirlo. Quizá lo que me atrae de esa cotidianidad es la imagen que de ella me inculcaron, la imagen de la felicidad. Quizá es la posibilidad de espiar algo que conozco y que no produciría en mí el vértigo de la atracción. Quizá me hago vieja. UNA BOMBILLA DA LUZ A TRAVES DE UNA VENTANA.
Pequeña transformación. Grasa y pintura se fue acumulando rítmicamente, la primera en la parte superior del cuerpo, la segunda en su mitad inferior. Las rodillas, con una tendencia innata a tocarse, se vieron separadas por su propio volumen. Pronto hubo que evitar los espejos y recurrir a la memoria de un cuerpo anterior para moverse. De ahí la desmesura entre la piel y la ropa, entre los ojos y los párpados, una distancia inmensamente diminuta y en vías de extinción. Todo sucedió de una forma imperceptible, dentro de la más absoluta normalidad.
Una sola cosa me maravilla más que la estupidez con que los hombres viven su vida —es la inteligencia que hay en esa estupidez
Libro del desasosiego, F. Pessoa
CENESTESIA: conjunto de sensaciones fisiológicas, distintas de las de los sentidos, que dan al individuo el sentimiento de su propia existencia.
Siento no poder calmarme con ninguno de los métodos normales para calmar el alma o el cuerpo. Lo único que me calma es el revuelo exterior del que me aíslo en una intimidad receptiva. Recibo ahí, lo que el tiempo quiera depararme: lluvia en los pies, hambre, historias, recuerdos, cansancio, cansada calma.
No hay nada impresionante que no haya transcrito a estas hojas, dentro de lo que de impresionante o impresionable pudiera tener mi vida. Esta costumbre me viene de tiempos de infancia, y debo confesar que tiene su origen más en mi gusto por la posesión de ese objeto, el cuaderno, y en la sensación de tiempo vencido que me dan sus hojas una vez utilizadas, que en la necesidad de dejarme (y menos de dejar a otros) el testimonio de mis impresiones.
Impresión: efecto o sensación que causa en un cuerpo otro extraño.
Nuestra visión es sólo frontal, en los extremos de nuestro campo de visión sólo percibimos el movimiento.
Cuaderno de campo.
Un escarabajo muerto transportado a hombros por las hormigas. Unas moscas patalean en una tela de araña. Una araña de las de patas largas tarda dos días en comerse una mariposa pequeña. El gato pequeño se pasea con la mitad del cuerpo de un topo que patalea colgando por fuera de la boca.
MI PROBLEMA ES CREER QUE CUALQUIER ESTUPIDEZ QUE SE ME OCURRE TIENE VALOR DE TESTIMONIO.
Estación Sur.
Llevo toda la tarde palpándome, de forma histérica, el bolsillo de la chaqueta donde llevo 25.000 pesetas. Se me ocurre pensar qué sentiría si me las robaran, el dinero del mes, quizá una rabia pasajera, forzada, sin embargo llevo sobresaltada toda la tarde, sin paz. Orgullo de mi propia administración, la persona responsable de sus cosas puede sentirse de alguna forma útil. Hoy he cerrado el coche con las llaves dentro, quizá por eso palpo de forma histérica mi bolsillo.
Y Pilar dice: «que lo que he dicho siempre, que aquí, digo, venga a trabajar, y que cuando ya puede una descansar, vamos, que los tienes a todos colocados, que tienes casa y todo, entonces te toca morirte o que te pase algo. Una lástima».
En un momento en que temía a la vejez y a la muerte inventé una princesa que se mataba eternamente.
El misterio y la miseria no hay que venderlas ni atraparlas, hay que respetarlas. H. C. Bresson
Ver es haber visto. F. Pessoa
No es la indiferencia lo que le quita peso a la imagen (tragedia), sino el amor, el amor extremo. R. Barthes
A veces siento que este viaje entre el mirar y el papel es un desliza- miento por la superficie de todo aquello en lo que no tengo ganas de pensar.
Lo que me interesa del salto es por qué el cuerpo abandona el suelo.
Mis ojos se fijan en los niños y en los viejos, me atrae el abandono. Falta de consciencia o consciencia de la inutilidad de la consciencia. Los encuentro sumergidos en su tiempo como un interior instalado temporalmente en la realidad. Grandes paréntesis abiertos en ojos que miran sin analizar. El abandono entre los místicos es la entrega total del alma a Dios. Una acción en abandono total a sí misma. Una caricia. VÍSTETE.
A veces querría no hablar con nadie. Me siento como un perro.
MI PROBLEMA ES CREER QUE CUALQUIER ESTUPIDEZ QUE ME OCURRE TIENE LA TRASCENDENCIA DE UN HECHO ÚNICO.
El trabajo, una mierda. No te preocupes, me digo, trabaja, me digo, y me muevo, me muevo pero no trabajo. Bailar puede ser perfectamente estúpido. Me muevo, estoy ridícula. Empieza el trabajo, me digo. Unas horas perdidas, el cuerpo duele.
Los rusos bombardean Grozni con misiles guiados por láser.
Cuando entro en un lugar público rodeada de gente, me imagino una catástrofe colectiva, un incendio, accidente, alarma, lo imagino todo hasta sentir físicamente el miedo.
Respiro imaginando como será mi aliento cuando no sea fácil respirar. No quiero ahogarme, solo quiero sentir por dónde puede empezar a no funcionar mi cuerpo Ella agoniza, palabra poco empleada, umbral de la no vida. Está mortalmente angustiada. Agoniza a través de sus pulmones. Mi cuerpo es el mismo que una vez estará enfermo.
El movimiento de un niño es impredecible, cada cosa que sucede en su cuerpo o en el exterior puede tomar toda su energía. No ha descubierto lo que tiene o no tiene importancia. Disperso, sin precisión pero sin riesgo.
Suben las pensiones, la luz, el correo y el transporte. Entretenerme, entretener me parece fácil y triste.
Ojeo fotos de familia, me sonríen, nadie toma una foto de recuerdo en un momento de dolor. Testigos de mis transformaciones y de las transformaciones de las cosas. Me impresionan algunas imágenes, tiene la fuerza del amor al instante que recogen y no a la imagen que de ese instante se podría crear. Creo que no veo lo que tengo delante de mis ojos.
Hoy he encontrado dos movimientos limpios, sin adornos, que son del cuerpo pero no pertenecen a la danza, por ahora solamente los reconozco en la rotundidad, en la fuerza.
Notas de una tarde en Zahara. Cuanto más viejos son más se acentúan en sus caras las muecas, como si fueran perdiendo el dominio del rostro, los tics van ganando espacio hasta aflorar como expresión de sus pensamientos: «Fulanito se hace viejo, está ido». ¿Cuándo se empieza a no levantar los pies para caminar? Se dan pasos pequeños que disminuyen el vértigo de la torpeza. Sólo uno sin afeitar, no abandonar nunca los rituales: aseo, salidas, comida, las costumbres sanas alargan la vida, la apuntalan. Todavía son sensibles a un cuerpo fuerte de mujer. La raja enorme en la falda de una mujer mayor, rubia, pintada, los muslos prietos, las rodillas juntas y los pies separados. Tiene algo de obsceno, casi dan ganas de meterle la mano entre los muslos. Todo esto como pura sensación táctil.
Hay imágenes que dan sensación de llevar ancladas siglos en el mismo lugar, fuera del tiempo o de la conciencia del tiempo. Un hombre mayor mira al suelo frente a un descampado (Aluche). Romper la conciencia de tiempo como primer paso del trabajo, manejar la duración de nuestros actos, de nuestros movimientos y nuestros silencios. Tiempo sensitivamente más real que el tiempo sin vida en el que discurrimos.
La gente enfatiza sus conversaciones, incluso las más banales, gesticulan, elevan la voz. ¿Por qué no puedo yo enfatizar mi movimiento, romperlo, disparatarlo? Todos necesitamos la atención de nuestro auditorio. Bravo. TRABAJA Y CALLA.
Empiezo a entender la dejadez física como respuesta ante lo árido de los días. Sujeta su pelo con dos horquillas colocadas en el sitio en el que impedirán que su pelo se le meta en los ojos. Deja al descubierto la raíz del pelo sin teñir, las horquillas tienen muñecos con brillantes en los extremos (me aburren las descripciones, pero quiero pintar a esa mujer), debajo del pelo y de las horquillas las facciones dormidas y abultadas sobre el cortísimo cuello y los senos. No pude ver nada más y la miré durante un buen rato.
Le niego la belleza a mi cuerpo porque en la vida tampoco existe. Le niego la belleza a mi movimiento, intento destruirla para que aparezca algo vivo más allá de lo bello.
Bata, pantuflas, una muleta de aluminio más alta que su sobaco, de la que colgaba el cuerpo. Lo único que conservo de su imagen son estos atributos y una enorme voluntad de llegar. Reivindico la fealdad. Me gustaría crearla con la misma pulsión emotiva con que la crea la vida.
¿Hasta qué punto la forma de mi movimiento nace de mi forma de estar (no de ser)? Tendría que deshacer cada energía para entenderla, vaciarla por agotamiento o simplemente escucharme de una forma limpia antes de producir movimientos. Creo que sólo si encuentro esta vinculación dejaré de deshacer lo que hago.
Escucho en el metro: «antes de tener un día libre ya estoy pensando en lo que haré para no aburrirme, tío».
«A partir de hoy se han sentado las bases para la colonización del universo», dice la radio.
En el Purgatorio las penas se cumplen en movimiento y cantando (según Dante).
Mirar. ¿Quiero mirar desde la escena? NO. El que mira está fuera, lo que está dentro se vive. La mirada del viajero es despiadada, aleja lo mirado de su vivencia, lo vuelve objeto de deleite, de intimidación.
Tener un puro caro y los ojos cerrados es ser rico. F. Pessoa
SONIDO, REPETICIÓN, DURACIÓN, no me acuerdo dónde escuché una voz virtuosa, tenía una duración excesiva, un timbre agudo, antes de escucharla sabía donde iba a llegar. Su duración estaba vacía. Acordes de Shostakovich se repiten más allá de la repetición, como una cadencia rota con un contenido en ella misma, intervalos vacíos.
Intervalo: Espacio que hay de un tiempo a otro o de un lugar a otro. Mus. Diferencia de tono entre los sonidos de dos notas musicales. Claro o lúcido, espacio de tiempo en el que los que han perdido el juicio dan muestras de cordura.
Concertante: varias voces se reparten la melodía sin que ninguna de ellas sea completa.
«Y puede uno atreverse a decir que toda expresión es un lamento» (Thomas Mann). «El signo no es la cosa significada y que, por ello mismo, ocupa siempre el lugar de su ausencia» (Jesús Requena). La palabra, la voz de la palabra, su sonido, su decir lógico o ilógico. El signo y el lamento, o sólo el sonido. Hablo un poco más del sonido en el Cuaderno: creo que no estoy hablando del sonido, sino de una forma de recibir lo que vaya a ser esa pieza. Escuchar desde un espacio a la vez que se mira, obligar a percibir con todo el cuerpo, no es una pretensión absurda, creo que es algo que se produce en cualquier estado de observación cuando no se espera recibir nada en concreto, cuando no se espera ver arte, no hacer arte, no crear, sólo hacer sentir, hacer ver, no sé hacer pensar, esta reflexión está incluso demasiado pensada.
No querría ver a alguien que hace algo que comprende y controla, pero sin embargo busco construir, estructurar. Intervalos en el movimiento, los intervalos del movimiento, intervalos de la mirada, de las palabras. Lo que está en el recorrido y sin embargo no pertenece a él. Espacio de cordura inconsciente, espacio de cordura del cuerpo solo.
Llevo días creyendo que estoy enferma, sintiéndome muy cansada. Hoy he visto dos subnormales adultos, grandes con bigote andando encima de padres ancianos grises.
Intérprete: Persona que explica a otras, en lengua que entienden, lo dicho en otra que les es desconocida. fig., cualquier cosa que sirve para dar a conocer los afectos o sentimientos del alma.
Siento el movimiento como la capacidad de abandonar, la posibilidad de recorrer, de detener.
El exceso trae el placer del exceso, el exceso de dolor, el exceso de placer, quiero huir del exceso.
Lo impoético de un gesto me obsesiona, el intervalo que busco no es el de la poesía de un gesto, es algo concreto, seco, feo. Francamente, no sé si me lo invento o realmente lo entiendo.
Lo impoético de la palabra Lo impoético del movimiento Lo impoético del silencio. Lo impoético del gesto. Lo impoético del espacio. Busco poesía en lo impoético del silencio, me lo cargo, me la cargo.
La foto de una mujer muerta, boca abajo con el bolso colgado, con los pies como la princesa. Es el bolso, el orden del bolso lo que provoca y resta tragedia a la imagen. El bolso pequeño y ordenadamente sujeto al lado de un charco de sangre. Recuerdo que ella murió de un tiro en la cabeza.
Piedras, cuerpos, ideas —todo está muerto—.
Todos los movimientos son paradas, la misma parada todos ellos.
Fernando Pessoa.