Entre las luces y las sombras: libertad, se creó para el Ciclo Intermitencias del asombro de La Casa Encendida. Este Ciclo, comisariado por Ana Buitrago, mostraba ecos del legado de la artista norteamericana Loie Fuller en las prácticas artísticas actuales.
Carlos Marquerie hizo una pieza sobre la luz y el deslumbramiento.
¡Qué hermoso es el bosque!
Siempre en movimiento.
El bosque es una mezcla de vida y muerte.
Lo que muere permite la existencia de lo que vive, y esto en la naturaleza es siempre claro y hermoso.
Los parques solo muestran aquello que nos permiten ser consumidores del bosque. Una visión domesticada del bosque, el parque nos muestra la vida de la naturaleza omitiendo la muerte. La apariencia que nos permita sin problemas disfrutar de la naturaleza. Mientras que la verdad del bosque solo se halla en su dureza, en el debate entre lo que vive y lo que muere.
Paseaba por la ribera del Guadrrama, aunque no es un bosque, sí tiene una vegetación frondosa, y gracias al abandono en el que vive (aunque de manera un poco ostentosa reciba el calificativo de Reserva natural del cauce medio del río Guadarrama) permite ver cantidad de árboles abatidos y en descomposición, al lado de esos fresnos y chopos que pelean por sobrevivir; y comparé esta visión con otra parte de esta misma rivera, que fue acondicionada como “reserva natural”, verde y ordenadita, los caminos con barandillas rústicas de madera etc etc. y por supuesto sin ningún árbol muerto o es proceso de descomposición.
Y pensé sobre las similitudes que hay entre las diferencias de los bosques y los parques, y las diferencias que el poder establece entre lo que son las cosas y las apariencias que nos muestran de ellas; y estas similitudes me llevaron a pensar que ahí está la razón de que vivamos en esta especie de artificio sin ser conscientes de ello. Luego, mas tarde, vi las conexiones de todas estas cosas que os cuento, con este trabajo que estamos preparando y que hemos llamado Entre las luces y las sombras: libertad.
Sirvan estos pequeños pensamientos sobre la naturaleza como introducción a algunas reflexiones que surgen al tiempo que ponemos en pie Entre las luces y las sombras: libertad.
Cuanto más trabajábamos en este proyecto que se presentó en el ciclo Intermitencias del asombro en el marco de la exposición sobre Loïe Fuller en La Casa Encendida, más nos alejábamos de Loïe Fuller.
La Fuller buscaba el movimiento y como lo transformaban las luces en continuo cambio. Nosotros buscamos los momentos en que el movimiento se detiene y la sombra se apodera de las cosas.
En el París de 1900, la luz estaba en la base de muchos de los discursos artísticos de la época. Sería uno de los pilares en los que se asentaría el futuro: el progreso no tenía límites. La luz en movimiento ya era posible con el cine, y se podía pensar que la luz fuera el símbolo del sueño de una Europa feliz. La historia el siglo XX, tras las dos guerras, demostraría lo contrario. Pues, si existió un siglo de las luces, el XX sin duda sería el de las sombras. Tras la luz se vio el horror. No se si la belleza murió, pero sin lugar a dudas los conceptos en los que se amparaba se trasformaron. Quizá hoy halla que apagar las luces y mirar en las sombras o desde las sombras.
Las dictaduras históricas desaparecieron, al menos en su aspecto, ya que continúa el poder económico absoluto, y esta tiranía vive al abrigo de la apariencia democrática, y bajo el efecto de las grandes luces que camuflan la vida en un paraíso ficticio.
Desde hace años trabajo con la luz y creo que las luces mueven muchas cosas en mí, pero hay algo de la artificiosidad del relumbrón, de las apariencias que me lleva a una profunda desconfianza y vivo en la contradicción de tener que estar dispuesto a huir de la luz. Las luces existen, moldean lo que vemos y nos permite verlo, pero también son capaces de transformarlo y esconder la realidad de las cosas, por lo que cada día me acerco más a las sombras para poder ver la vida.
Recuerdo una casa, a finales de los 70, cerca del mar y sin luz eléctrica. En las noches cocinábamos pescado en el fuego de leña y veíamos la frescura de aquel pescado recién cogido en el reflejo del fósforo que todavía desprendían.
Hoy se ve como las potentes luces de las grandes superficies, camuflan la mirada turbia del pescado acartonado y pasado de sus estantes, bajo un letrero bien iluminado que reza De la lonja a su mesa.
Creo que en Entre las luces y las sombras: libertad, tenemos que contar lo que se mueve y los cimientos sobre el que las cosas se mueven. Aquello que está enraizado en la vida. Y para ello buscamos acercarnos a esos lugares extraños, apartados de las grandes luminarias, donde las realidades se nos muestran empañadas, introducidas en pequeñas grietas e intersticios donde, de alguna manera, se puede observar la vida con cierta pureza. Parece que quieren construirnos una vida para entretenernos, en vez de que elijamos nuestra vida para vivirla en su plenitud y contradicción. Apagaremos las luces para en la oscuridad rastrear esas pequeñas luces que nos dan sentido a la vida.
En ocasiones considero que el trabajo de los artistas, o al menos el de nuestro equipo, es ser una especie de cuidadores de imágenes, que intentan mantenerlas en su pureza, y que su misión es separar la paja del grano, las apariencias de aquello que es constitutivo de la realidad.
¡Tanta imagen superflua llena de ornamentos y luces que esconden la verdad de lo que se muestra!
Los espacios lúcidos de resistencia viven en las sombras.
Desde el silencio y la oscuridad podremos entender donde estamos, sin la contaminación de las apariencias, la publicidad y la manipulación de nuestras intenciones y deseos.
Bajo las grandes luces, el poder perpetua la falsedad que nos impide el debate al que nos debiera someter la vida, y sólo en ese debate se halla la belleza de las cosas. Apaguemos las luces.
Carlos Marquerie
Entre las luces y las sombras: libertad se estrenó el 6 de marzo de 2014 en La Casa Encendida.
En escena: Migue Ángel Altet, Elena Córdoba, Oscar Dasi, Maria José Pire, Getsemaní de San Marcos . Música y sonido en directo: Nilo Gallego . Equipo Técnico: Roberto Bardinelli, David Benito, Félix Garma . Realización del traje: Beatriz Marquerie, Roberto Bardinelli, David Benito . Texto, espacio escénico, iluminación y dirección: Carlos Marquerie.
Una obra producida por: Compañía Lucas Cranach, El Teatro Pradillo y La Casa Encendida