Esta película es el epílogo de Atlas el Gigante y la vértebra. En ella se retrata el firmamento que se ve desde un enclave apartado de la Sierra del Segura, entre los pueblos de Peñarrubia y Yeste, a orillas del Embalse de la Fuensanta.
Un vídeo de Chus Domínguez en colaboración con Juan Sebastián y Manuel Marquerie.
Notas de trabajo de Atlas. La película, en diálogo con Chus Domínguez
Sumo a esta película las notas de trabajo y conversaciones sobre ella que mantuvimos Chus Domínguez y yo antes de filmarla.
“Alcmeón sostiene que los hombres se acaban porque no son capaces de unir el principio con el fin como hacen los astros en sus órbitas.” Elías Canetti El libro de los muertos
La idea que mantengo sobre todas las que me han ido apareciendo es filmar el cielo de la Sierra del Segura el cielo que asocio con mi padre, en la casa (se llama Lentiscosa) que esta cerca del Pantano de la Fuensanta, entre dos pueblos Peñarrubia y Yeste. Por si quieres saber de qué punto del mapa estoy hablando.
LOS OJOS. Notas de Montemor
En la tarde tumbada, calentando y mirando al cielo azul y despejado que se ve desde la Sala B en Montemor, veo el cielo pero lo veo a través de los humores de mis ojos, de los escotomas, de las manchas que producen lo que se flota dentro de ellos. Esto se interrumpe cuando pasa un pájaro y mi mirada se fija solo en el exterior y se vuelve sólida. Es decir que antes de pasar un pájaro delante de mis ojos, estos estaban en un punto en el que el cielo les hacía a la vez de punto de fuga y de espejo. Ahí percibí un punto en el que el mundo y el cuerpo se pueden mirar el uno en el otro, donde no hay separación entre el interior y el mundo.
“pero la transparencia tampoco es nada sin el objeto opaco” Alain
Esto sucedió tumbada en la posición en la que se puede observar el cielo, la posición en la que debería trabajar ahora para que no entre la tierra en mi mirada. Una posición en la que deberíamos de hacer la película o gran parte de ella Chus y yo. El punto de vista de mi padre tumbado.
Mi abuelo tapándose un ojo y luego el otro, mi padre tapándose un ojo y luego el otro, yo tapándome un ojo y luego el otro. Al mirar así podían y puedo ver que aún veo, que esas manchas de mi mirada se siguen moviendo, que no están hechas de sangre. Mis recuerdos de estos gestos son constantes, todos tenían problemas en los ojos, mi padre es ciego. No sé si es importante todo esto pero me parece bueno como se van uniendo en estas imágenes los ojos (su naturaleza), mis historias sobre los ojos, mis miedos sobre los ojos, las miradas sobre el cielo y sobre el mundo, para trabajar mirando como haces tú.
Moby Dick: “Porque ningún hombre puede sentir su propia identidad a no ser que tenga los ojos cerrados”
TRABAJARSE EL CIELO, TRABAJARSE EL FIRMAMENTO
El espacio de Atlas está encima de él, sobre él y depende totalmente de él. Es reducido y obcecado. Existe una relación de fuerza y cansancio con él, no lo puede contemplar. ¿Como podemos trabajarnos el cielo esforzarnos por filmarlo y no sólo tumbarnos a observarlo? Trabajar para retratarlo. trabajar ; como decía Straub, “la dimensión marxista de la obra mediante la captación en directo y en pleno esfuerzo del trabajo humano”. Solo que nuestro trabajo es una ficción es el trabajo de un gigante ( el de Atlas y el de mi padre, siempre hablo de los dos)
¿Si lo que trabajamos son las palabras y los pensamientos que vamos a lanzar a ese mismo firmamento, mientras que solo lo observamos? “Si quieres observar retén esa mano que quiere coger” (Alain) Entonces deberíamos de oponer la total ausencia de nuestros cuerpos a las imágenes y a la presencia del cielo.
Una historia de brillo y caida escrita sobre el nombre de una estrella.
Aquí va una razón para pensar que uno puede no trabajarse el cielo, que es el cielo el que nos trabaja:
“Porque el hombre que observa y piensa en el solsticio no lo puede manipular, a través de su observación decide cambiarse a sí mismo, y conoce qué es saber y qué es comprender. Así se eleva hacia la duda” Alain
Me gustó ese verbo “elevarse” referido a la duda, esa idea de que la contemplación de las estrellas y del cielo nos crea la duda por encima de cualquier otro pensamiento. Me recuerda a las sensaciones de vértigo que me producía el cielo de Albacete saturado de estrellas que parecía que se iban a caer sobre mi cuerpo, un vértigo que constrastaba con la calma y el interés de mi padre.
Te hablo de ese cielo y hace muchos años que no lo miro, te hablo del recuerdo de él. La peculiaridad que tiene es que está sobre una casa solitaria en una sierra con 14 kms de distancia entre ella y las luces del primer pueblo. Lo que sé es que nunca he vuelto a ver un cielo tan pesado ni tan denso.
JUAN Y MANUEL
Te escribí esto en uno de los primeros correos sobre Atlas después de mandarte la foto de mi padre en los Alpes:
“Me alegro de que pensaras en materiales de archivo, hoy escribía cuando veía la imagen que lo que me gustaría relatar es algo así como "la fuerza que todavía no sabe lo que ha de sujetar", quizá al conocer la historia del después de esa imagen, del ahora de su cuerpo (ciego desde hace muchos años y casi inmóvil), siento que no quiero hablar de la fugacidad del cuerpo a través de su historia. Sino de la realidad de esa fuerza de la vida que él tenía a raudales y que ahora veo en Juan y Manuel.”
ATLAS EN LOS ALPES. La foto de mi padre.